Mata Hari

Estos cuatro semidesnudos son los mas picantes que se conservan de Mata Hari. Tal vez habríamos tenido la suerte de paladear su desnudez al completo si no hubiera sido porque su marido -un militar destinado en la isla de Java- le arranco un pezón durante una discusión en un arrebato de ira, por lo que ella nunca mostró sus pechos ante una cámara; ni ante el publico que presenciaba sus provocativas danzas orientales. Se divorciaría de su esposo en 1903 para después marchar a Paris.

Margaretha Geertruida Zelle fue una bella holandesa, cuya madre tenia ascendencia javanesa, que sufrió durante toda su vida una debilidad enfermiza por los militares, y que mediante la mentira se labro una vida fácil y licenciosa como bailarina y cortesana en las principales capitales europeas: París, Madrid, Berlin, Viena…

Tras estallar La Gran Guerra, actuó como doble agente para los servicios de inteligencia franceses y alemanes. Los primeros la detendrían el 13 de febrero de 1917 en París, tras caer en una trampa urdida por los alemanes para deshacerse de ella. En el interrogatorio del sumarísimo juicio al que fue sometida se le pregunto por sus últimas andanzas con la milicia: “Desde junio de 1916 habéis entrado en relación con los militares de todas las nacionalidades que estaban de paso en París. Así, el 12 de julio habéis almorzado con el subteniente Hallaure. Del 15 al 18 de julio habéis vivido con el comandante belga De Beaufort. El 30 de julio salisteis con el comandante de Montenegro, Yovilchevich. El 3 de agosto con el subteniente Gasfield y el capitán Masslov. El 4 de agosto os citabais con el capitán italiano Mariani. El 16 almorzabais con los oficiales irlandeses, Plankette y O’Brien, y el 24, con el general Baumgartem”. El listado continuaba, y entonces fue cuando Mata Hari dijo: “Amo a los militares. Los he amado siempre y prefiero ser la amante de un oficial pobre que de un banquero rico”. Ciertamente, su ultimo amor sincero fue el soldado ruso Vadim Masloff, al que mas tarde hirieron en un ojo durante un combate. Ella intento viajar, vía Londres, hasta el hospital de la localidad francesa de Vittel donde este se hallaba internado, pero los ingleses se lo impidieron. También se le atribuye, durante el juicio, la frase: “¿Una ramera? ¡Sí! Pero una traidora ¡jamás!”.

Fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento en la mañana del 15 de octubre de 1917. Tenía 41 años.
 

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